Sesión 3 – Ejercicio 1 (descripción)

Desde mi escritorio puedo ver la foto de Luke, unas palabras motivadoras a colores y la imagen de un gato que no conozco aún. El café me ha salido mal pero hoy necesito despertar y lo relleno de azúcar. Ya hemos quitado las luces navideñas, este año navidad duró poco en casa. Las semillas de albahaca no han germinado aún. Vivo a la espera de todo estos días, pero probablemente no llegue nada hasta el año entrante.

El corticoide en tubo, el blíster de Cetirizina, la emulsión hidratante, las manos picantes y agrietadas. Casi no me quedan uñas que arrancar. El estado de mis manos puede darme un breve resumen de mi ansiedad estas fiestas. La taza de avena vacía, la taza de café igual, pero yo sigo sin poder despertar. Los libros apilados sobre el escritorio, otro tanto en el sofá, uno ha quedado en el piso, debajo de los rieles del tren.

Puedo ver mi reflejo en la laptop, mi boca caída, orejas puntiagudas, mi pelo despeinado. Puedo percibir mi corazón latiendo lentamente. Me busco el pulso y no lo encuentro.   

2 Comentarios

  1. Emanuel Hugo dice:

    Pienso desde hace mucho que cuando las personas estamos muy agotadas y completamente solos en casa,
    nuestras orejas se vuelven puntiagudas, como si el cansancio nos lleve a un estado duendil

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    1. ¡Eso! Buen análisis. Muchas gracias por pasar por aquí y comentar Emanuel Hugo. 😊

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