Versión 7 (alargando)

Me puse la mascarilla y salí de casa. Crucé el pasillo, llamé al ascensor, llegó. Entré rápidamente. Bajé pero me desanimé de ir a la calle. Caminé al patio. No había nadie ahí. Busqué la banca más soleada, me senté y estiré las piernas. Mis piernas empezaron a bailar al ritmo de la música que estaba oyendo.

Hoy es domingo 26 de diciembre y se acerca la noche de Año Nuevo, noche complicada. Subo el volumen en mi celular y suena Ov7, una canción desconocida pero lenta y bonita, pienso en él. Pienso mucho en él estos días, porque una de las últimas veces que lo vi fue un 31/12, si no la última. No tengo buena memoria. Me parece que fue en 2012, para 2013 o algo así.

Renzo se había puesto una camisa negra. Aunque no me gustan mucho las camisas negras, le quedaba bien, estaba bronceado y todo el tiempo sonreía, conseguimos que nos presten una radio y buscamos música como mil horas pero nunca encontramos nada normal para bailar. Ya para ese entonces estaba yo desfasada en relación música, todo era un regetón terrible o música de la fea de toda la vida, pero igual estábamos bien, eso no era tan importante.

Empezó a sonar otra canción en mi celular que me devolvió al 2021. Y me retrocedió a un evento más reciente. Es algo inevitable sentirse de esta manera hoy. Suena mi celular. Es un mensaje de mi esposo. Debo volver a casa pronto.

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