Otra vez Clonazepam

Viernes, 23/2/2024

Hoy me ha despertado otra vez mi pequeñín. Cada vez me doy menos cuenta de cuando entra al cuarto, ya no oigo sus piecitos corriendo de su cama a la mía, como al principio. Estoy muy cansada, y duermo muy dopada. 

Esta mañana llegó el pequeño Luciano a mi cama y, moviéndome un poco, me di cuenta que estaba casi desnuda, felizmente si llevaba el calzón puesto. Obvio me sorprendí un poco pero no tanto, ¡con el calor que hace en Lima tampoco es tan raro estar calata en la casa! Igual le dije que suba por el otro lado de la cama y mientras él subía me fui poniendo el vestido de flores y encajito que uso de pijama. Luego llegó el desayuno a la cama, fui a hacer pila, tomamos desayuno juntos y me fui despertando de verdad poco a poco. Cogí mi celular al rato para ponerme al día y, al abrir la galería, vi unas fotos mías con el torso desnudo, seguí pasando y llegué a unas de mi esposo en el mismo plan, pero con mejor encuadre y algo menos sugerentes. Sucede que ayer además de las 7 pastillas que estoy tomando por la noche, me tomé medio Clonazepam y se hizo el desmadre en mi cerebro. 

Tuve que preguntarle a Eduardo, mi esposo, que había pasado anoche. Al principio ni caso me hizo, porque claro, él estaba en horario laboral pero luego insistí y me dijo que nada, que me quité la ropa, pero que luego me la puse otra vez… Eduardo, despistado, no se dió cuenta de nada. Pero insistí y pregunté si habíamos tirado. “Que no” me dijo. 

  • ¿Y un besito?
  • No
  • ¿Penetración?
  • Yo traté pero ahí mismo me dijiste que ya era hora de dormir. Y te dormiste.

¡Vaya! Esta mezcla de pastillas si que es de otro nivel, incluso para mi que he tomado tanta mierda antes. Y al final tenía razón la tía Marujita (que vino a verme el lunes) cuando me dijo que jamás tome mis medicinas psiquiátricas en la calle. En fin. Algunas cosas a veces salen de nuestro control en la desesperación por no poder dormir, ¿no? Sobre todo luego de días difíciles, como los que me persiguen.

La voz chiquita de Luciano interrumpió mi pensamiento “Mami, ¿pones la televisión?”.

Chu. Se acabó.

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